Por: José Manuel Sapag
La inversión en capital de trabajo o necesidades operativas de fondos, se define como la inversión en recursos líquidos necesarios para la operación normal y eficiente de una empresa.
Para ello es fundamental estudiar y definir el ciclo operacional del proyecto. Se entenderá por ciclo operacional al proceso que se inicia con el primer desembolso para la adquisición de materias primas o servicios requeridos para la operación de un negocio y termina cuando el producto o servicio a proporcionar, es comercializado y el resultado de la venta es percibido y queda disponible en caja para cancelar nuevos insumos.
La determinación de la cuantía de recursos para financiar el desfase de caja, constituye una tarea fundamental del preparador y evaluador de proyectos, ya que el correcto dimensionamiento de estos recursos permite una operación normal y eficiente del negocio.
Si no se dimensiona adecuadamente el monto inicial y proyectado de estos recursos, se terminará acudiendo a créditos de los proveedores, muchas veces extremadamente caros, sin poder acceder a descuentos por pronto pago o descuentos por volumen, y por otra parte, los documentos a fecha percibidos se terminarán descontando en Factoring a tasas elevadas. De esta manera, el margen operacional bruto del proyecto, termina siendo bastante menos atractivo de lo que sería si se dispusieran de los fondos necesarios para acceder a descuentos y evitarse los Factoring. Es por esta razón que el capital de trabajo se denomina como el monto de recursos necesarios para una operación normal y eficiente.
Si bien el capital de trabajo permite financiar ciclos de corto plazo, es una inversión de largo plazo, ya que asegura la operación del negocio en el largo plazo, es por ello que en la mayoría de los casos, su recuperación ocurre al final de horizonte de evaluación. Sin embargo, la inversión en capital de trabajo depende de una serie de factores, como la demanda, el precio de las materias primas, las condiciones de pago de los proveedores, el crédito a clientes, el precio del bien o servicio, los tiempos asociados a la importación y traslado de las materias primas, la escasez del o los insumos, el tiempo asociados a la producción, los tiempos de comercialización, etcétera. Dado que estos factores son dinámicos en el tiempo, la inversión inicial estimada en capital de trabajo puede ir variando durante el tiempo considerado en la evaluación económica. Así por ejemplo, si la demanda aumenta, o el crédito a clientes se incrementa durante el período considerado en la evaluación, necesariamente se deberá reconocer una mayor inversión en capital de trabajo, por sobre la ya considerada. Por el contrario, si el crédito del proveedor aumenta, o el precio de las materias primas disminuye, las necesidades de capital de trabajo se verán reducidas, produciéndose recuperaciones anticipadas de capital de trabajo durante la operación del negocio.
Por último, es importante señalar que cuando se evalúa un negocio o proyecto considerando un valor de desecho económico, no resulta compatible considerar la recuperación del capital de trabajo al final de la evaluación, ya que este criterio se basa en una valoración del negocio en base a la capacidad de generación de flujos futuros por sobre los flujos explícitos considerados en la evaluación, por lo que asume una continuidad del negocio en el tiempo por sobre el horizonte de evaluación. De esta manera, al recuperar el capital de trabajo al final de la evaluación se estaría eliminando una inversión básica para garantizar la generación de flujos futuros, es decir, sin ese capital, no es posible generar los flujos futuros no explícitos, es por ello que resulta incompatible.
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