Por: Jose Manuel Sapag, Reinaldo Sapag Chain, Nassir Sapag Chain

La etapa de preinversión es aquélla en que se realizan formalmente los estudios tendientes a determinar la viabilidad económica de recomendar la implementación de la idea. La preinversión reconoce tres tipos de estudios que se diferencian fundamentalmente por calidad y cantidad de información involucrada y por la profundidad con que se aborda metodológicamente el estudio.

Estudio de perfil

Esta es la etapa más preliminar de análisis de la rentabilidad de un proyecto. Por lo mismo, su resultado debe considerarse sólo como una aproximación que permite básicamente determinar la conveniencia de destinar recursos a profundizar el análisis de una particular iniciativa de inversión. En otras palabras, busca determinar la conveniencia de recomendar su abandono inmediato o profundizar.

En esta fase se podría estudiar, para un determinado proyecto, la viabilidad técnica de distintas alternativas propuestas, descartándose aquellas que no resulten viables, como por ejemplo en un proyecto de alcohol de papas, si la materia prima es más cara que el producto terminado; en la construcción de un edificio de departamentos en altura, si los planos reguladores municipales establecen sólo construcción de baja densidad, etcétera.

En la determinación preliminar de los costos y los ingresos pueden incorporarse cifras estimativas mediante la utilización de la información existente, el juicio común y la opinión que da la experiencia. En términos monetarios sólo se presentan estimaciones muy globales de las inversiones, costos e ingresos, pudiendo expresarse en forma estática como promedios (por año, por metro cuadrado, por unidad de producto, etcétera).

 Estudio de Prefactibilidad

La etapa de prefactibilidad también se denomina como la del anteproyecto preliminar. Este estudio profundiza la investigación de la etapa anterior mediante el análisis de distintas alternativas de mercado, tecnología y procesos productivos, tamaño, localización, consideraciones de carácter institucional y legal, financiamiento, sistemas de organización, etcétera.

A diferencia de la etapa anterior, de características estáticas, esta etapa se caracteriza por su análisis dinámico de las cifras. Es decir, proyectándolas en el tiempo.

En el análisis de las distintas alternativas se van desestimando aquellas opciones preliminarmente no desechadas en nivel de perfil, tanto de carácter técnico como económico, que no resulten convenientes para el proyecto. De esta forma se van seleccionando aquellas más ventajosas, tanto en sus aspectos de mercado como técnico y económico. En esta etapa se deben considerar, además, todas aquellas variables de carácter social, político e institucional, entre otras, que en muchos casos pueden ser determinantes en la viabilidad del proyecto.

El estudio de prefactibilidad debe reconocer todos y cada uno de los agentes que pueden tener influencia en el mercado, lo que obliga a estudiar la situación considerando los mercados de proveedores, competidores, consumidores y distribuidores, así como también las relaciones con el mercado externo para definir con base fundamental la estrategia competitiva, comercial y modelo de negocio.

El estudio de mercado, en la perspectiva de un análisis de viabilidad económica, debe entregar fundamentalmente información tendiente a dimensionar las variables económicas del mercado, tanto de la oferta como de la demanda del bien o servicio, señalando preferentemente los efectos económicos de la estrategia comercial que se adopte, más que el detalle comercial mismo.

En esta etapa deberán estudiarse las opciones tecnológicas, las que deben incluir el análisis de las variables en equipos, materias primas, procesos productivos, calidad y procedencia de la tecnología, período de reemplazo de ella, servicio técnico y de mantención, entre otras, de tal forma de determinar las inversiones en tecnología, como también recopilar información para cuantificar el monto de la inversión en capital de trabajo y los costos asociados a la operación futura del proyecto.

Asimismo, corresponde a este nivel de estudio definir el tamaño más conveniente para el proyecto desde una perspectiva de su rentabilidad económica y la localización óptima en función de un análisis de los distintos factores que se tuvieron en consideración en la realización de los estudios pertinentes.

Por otra parte, se deberá considerar un análisis de los aspectos organizacionales de la empresa que se crearía con la implementación del proyecto, como por ejemplo la estructura organizacional, remuneraciones, requerimientos de IT y tercerización de actividades administrativas y operativas para poder cuantificar la magnitud de los gastos operacionales (Opex) y gastos de capital Capex.

En suma, en esta etapa se intenta detectar, basándose principalmente en información secundaria y primaria, las inversiones, los costos de operación y los ingresos que probablemente demandará o generará el proyecto. Con estos antecedentes se efectuará la evaluación, a fin de determinar la rentabilidad correspondiente y efectuar las recomendaciones finales del anteproyecto preliminar, en relación con las alternativas de abandono, aprobación, postergación o profundización en nivel de factibilidad a que conduce el estudio de preinversión en nivel de prefactibilidad.

Estudio de Factibilidad

Es el estudio más acabado de la preinversión, en el cual se efectúa un análisis más profundo de las alternativas que se apreciaron como más viables en el estudio de prefactibilidad. Esta etapa es la que da origen a lo que algunos autores han denominado el “anteproyecto definitivo”.

Los antecedentes que en esta etapa se usarán deben ser precisos y obtenidos mayoritariamente de fuentes primarias de información.

Las variables cualitativas son mínimas, en comparación con las etapas anteriores. El cálculo de las variables económicas debe ser lo suficientemente demostrativo para justificar la valorización de los distintos ítemes del flujo de ingresos.

Para esto, se deberán precisar las inversiones del proyecto y quedar claramente identificados los costos y beneficios que con mayor probabilidad se espera sean generados durante el período de evaluación.